para que se deshaga el bloqueo (escribe #3)
dinámicas de escritura creativa para desbloquearte
es probable que la página en blanco sea una de las experiencias más universales entre quienes escribimos. no importa cuánto llevemos haciéndolo, siempre vuelve. aparece con su silencio imponente. y aunque a veces parece enemiga, en realidad solo está haciendo su trabajo: recordarnos que escribir no siempre es inmediato.
tal vez el error no está en sentirnos bloqueadas, sino en pensar que no deberíamos estarlo. como si la creatividad tuviera que estar siempre disponible. como si nuestras manos, nuestra mente y nuestro cuerpo no necesitaran pausas. como si el silencio no fuera parte del lenguaje.
creo que el bloqueo es inevitable. no por falta de ideas, sino porque no siempre tenemos el espacio mental, emocional, energético o de vida para escribir. porque a veces estamos tristes, o cansadas, o distraídas, o simplemente no está pasando nada afuera pero adentro sí. y eso también cuenta. el no escribir también forma parte de nuestra escritura. eso también es proceso creativo.
cuando llega el bloqueo, hay de dos: dejar que exista sin culpas o intentar deshacerlo un poco con herramientas que nos devuelvan al lenguaje. ninguna opción es mejor que la otra. hay días para rendirse ante el silencio y días para empujar un poco.
para esos días, me gusta pensar que -a veces- lo que necesitamos no es más libertad, sino un marco. una estructura. una pequeña jaula desde donde cantar. por eso mis ejercicios favoritos para volver a escribir son los que vienen con límites creativos.
escribir con restricciones, lejos de sofocar la creatividad, puede encenderla. cuando todo es posible, nada es urgente. pero cuando el espacio se reduce, el lenguaje se afila. y aparece algo que no sabíamos que estaba ahí.
[te comparto tres dinámicas que me han servido para escribir incluso cuando parece que no hay nada para decir.]
dinámica de escritura 01:
a veces las palabras no salen porque hay demasiadas. queremos decirlo todo, nombrarlo todo, encontrar la frase perfecta, y en esa búsqueda nos enredamos. pero ¿qué pasa si en lugar de expandirnos, reducimos? ¿qué pasa si en lugar de buscar amplitud, buscamos núcleo?
te quiero proponer un ejercicio que no es para llenar la página, sino para
afinar la escucha. para descubrir lo que se esconde en la palabra más pequeña. una historia no necesita ser larga para ser poderosa. una historia puede doler, sanar o estremecer en diez palabras. en cinco. en una sola.
la idea es que escribas la historia más feliz del mundo y también la historia más triste del mundo. peeero reduciendo las palabras de cada historia. empezando con diez palabras y reduciendo una por una hasta llegar a historias de solamente una palabra. (no te me agobies si no me estoy dando a entender porque te voy a dejar el resultado de este ejercicio que escribí hace tiempo.)
lo que me gustaría con este ejercicio es que explores la idea de que los límites nos pueden detonar creatividad; y sobre todo: que explores cómo son tus historias. ¿a qué palabras recurres para contar lo feliz o lo triste? ¿qué imágenes se presentan en tu mente? ¿qué pasa si eliges una de esas historias y la desarrollas?
¿y si tuvieras que contar tu propia historia con un límite de palabras? ¿cómo sería?
te dejo el texto que yo escribí hace tiempo para esto:
me dijo ‘a que no me cuentas la historia más feliz del mundo
con 6 palabras’
y le dije ‘recuperó su cielo y pudo volar’
y me dijo ‘a que no me cuentas la historia más triste del mundo
con 5 palabras’
y le dije ‘tocó fondo y siguió escarbando’
y me dijo ‘ahora la historia más feliz del mundo con 4 palabras’
y le dije ‘soy mi propio hogar’
y me dijo ‘ahora la más triste con 3 palabras’
'y le dije ‘te quiero pero-’
y me dijo ‘la más feliz con 2 palabras’
y le dije ‘yo también’
y me dijo ‘cuéntame la historia más triste del mundo con una sola palabra’
y le dije ‘hubiera’.
dinámica de escritura 02:
hay cosas que no decimos. no porque no sepamos cómo, sino porque no encontramos el momento, o porque no nos sentimos listas, o porque tememos que el otrx no entienda. entonces las guardamos.
pero lo que se guarda no siempre desaparece. a veces solo se acumula en forma de tensión, de insomnio, de nudo en la garganta, o en forma de algo menos pesado, como una pelusa en el pantalón, como algo que no estorba pero está ahí.
hay palabras que no nacen si hay alguien mirando. a veces necesitamos escribir sin la presión de ser leídas, sin la esperanza de que algo cambie. solo escribir, porque sí. porque arde.
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