octubre nos pasa a todas
sobre las versiones que nos habitan, ver al ex, ser refugio y el cuerpo que recuerda
› escribo desde mi cama - tengo insomnio y son las 2am
› escucho esta canción en bucle (me la enseñó una chava que viene seguido a la librería - ya la considero amiga)
entendí hace tiempo, que me habitan un montón de Emilias. que todas las versiones que he sido se acomodan dentro de mí. me las imagino como animales recién nacidos - acurrucándose entre ellas, buscando calor y contacto con los ojos cerrados. entre ellas, también están las versiones de mí que soy en el presente, las que seré y todas las que hubiera sido. esas - las últimas - son las que me cuesta un poquito más integrar, pero escribiré sobre eso en otra ocasión.
ha sido complejo entenderme como un contenedor de posibilidades; de pasados y presentes. ha sido complejo pero necesario.
recuerdo cuando una amiga me contó que había visto a su ex - o a su casi algo (como a ella le gusta llamarle, aunque ya le he pedido varias veces que no lo nombre así - porque fue algo. nombrarlo como un casi invalida la relación, experiencia y a ella misma. cada quien nombra como puede).
vió a su ex-casi algo-que fue mucho-muchísimo y llevaba cuatro o más años sin topárselo. le sacudió todo. me lo contó con frustración, como si estuviera enojada con el universo por habérselo puesto en su camino después de tanto tiempo (o en el mismo puesto de tacos afuera de un antro, que es lo mismo).
no estaba enojada con el universo porque hubiera querido que sucediera antes, sino porque le sacudió todo. volvió a sentirse herida, enamorada, con esperanza, abandonada, desilusionada, entendida, acompañada y sola. todo de nuevo, todo a la vez. todas las emociones que se contradecían, encontraron la manera de caber en ella durante unos minutos. como si no hubiera pasado el tiempo entre ellxs. como si toda la distancia que se había creado entre ellxs, se hubiera acortado de golpe y sin aviso. como si ella hubiera vuelto a ser esa versión que fue con él. la versión que lo conoció y la versión que lo desconoció, también.
no entiendo por qué me afectó tanto verlo, pensé que ya lo había superado. pensé que todas esas emociones se habían quedado en el pasado, me dijo.
sentí mucha compasión. mucha ternura. porque de repente sus ojos ya no eran los de hoy, sino que había resurgido en ellos la mirada de esa versión suya de hace años. de su garganta brotaba la voz de esa versión antigua, como si fuera una flor haciéndose camino entre la nieve.
esa versión de ti que le quiso, que le enseñó tu corazón y le pidió que lo sostuviera con cuidado; esa versión de ti que recuerda sus miedos y sus sueños, pero también su manera de caminar o cómo pide su café; esa versión de ti, te sigue habitando. es a esa versión de ti que le sacudió verlo. y está bien.
quise explicarle - y explicarme a mí misma, porque todo es espejo - que el tiempo es una ilusión en el cuerpo. que en el presente habitan todas nuestras versiones porque las traemos dentro. en el presente lo estamos viviendo todo al unísono.
quise explicarle que puede agradecer ese encuentro porque le permitió mirar a esa versión suya. la puede tomar de la mano. le puede acariciar el pelo mientras le dice esto lo estás sintiendo todo tú, ¿verdad? te acompaño. a ti todavía te mueve y es probable que siempre te moverá. te acompaño. ¿qué necesitas? te acompaño.
durante esos minutos volvió a tener 22 años. volvió a sentir ese huequito de ausencia y ese latido de añoranza. durante esos minutos se desenterró esa versión suya y, muerta de frío, pidió un abrazo. ojalá siempre estemos para abrazar a nuestras versiones.
quise explicarme que hay versiones de mí que siempre amarán lo que amaron. que ese amor lo llevo conmigo y esa es mi ofrenda. soy un altar de todo lo que he amado.
quise explicarme que habrá emociones, miedos, creencias y anhelos que ya no me pertenecen, pero que de repente caerán sobre mí como agua de una gotera en el techo. y no es más que un recordatorio de lo que albergo por dentro. soy refugio y me habitan un montón de Emilias.
quiero que quepan enteras. quiero que ocupen el espacio que necesiten. que me adornen por dentro y muevan lo que tengan que mover hasta sentirse en casa. quiero entender que a veces, lo que siento o pienso, no me pertenece a mí sino a ellas. y está bien.
estoy hecha de todas mis versiones, de todo lo que amaron, lo que sostuvieron y lo que soltaron.
pienso en octubre. pienso en la Emilia de octubre 2023 y la veo anotar ideas en una libreta, la veo imaginar y pronunciar por primera vez - en voz alta - un sueño frente a su mejor amiga. un sueño que hoy está materializado. pienso en la Emilia de octubre 2022 y veo cómo se deja querer. o por lo menos lo intenta. veo cómo se acurruca en la primera casa que habitó sola. veo cómo vuelve a creer. pienso en la Emilia de octubre 2021 y la veo sostener con fuerza un amor frente a su pecho, como protegiéndolo, como no queriéndolo soltar porque no tuvo dónde ponerlo. la veo dormir para no pensar. veo las cartas que le escribe su roomie y le pasa por debajo de la puerta para decirle que no está sola. pienso en la Emilia de octubre 2020 y la veo recordar. la veo re-habitar un hogar del que se fue pensando que no regresaría. la veo encontrando fuerza en la mirada de su mamá y esperanza en la ternura de su papá. pienso en todos los octubres y todas las Emilias - o hasta donde me permiten los recuerdos.
pienso en octubre y entiendo que en este mes soy todas esas Emilias, al mismo tiempo. octubre nos pasa a todas.
y me sostengo mientras este mes suena a: sueña, estás acompañada, mereces dejarte recibir amor, puedes hacer hogar, lo que extrañas ya no existe, ya sé que duele, no estás sola, está bien volver, disfrútalo mientras dura, eres sostenida con fuerza y calma.
recuerdo que el cuerpo tiene memoria.
me abrazo.
Me encantó eso de que "casi" algo invalida la experiencia porque sí fue algo. Nunca lo había pensado así.
Tu manera siempre de plasmar tan bonito lo que uno tiene atorado a veces en el corazón 💕